Zidane fue el más listo de todos. El francés hizo la tarea con menos tiempo para prepararse que Koeman. El holandés apeló al mismo guion del lunes ante el Valladolid. La entidad del rival, sin embargo, convertiría el disparo en un suicidio involuntario con perdigones salidos por la culata.
El Madrid no quiso la pelota en la primera vez que se juega un clásico en el Alfredo Distéfano de la capital española. Prefirió en cambio correr con las piernas de Vinicius, que es caballo ganador, y sorprender en el papel con Valverde por Asensio para cubrir el carril de Alba.
La presión alta de ambos lados propiciaba el vértigo que hacía a los blancos navegar en sus aguas. Los blaugranas tenían orden de subir líneas frente a la desidia de sus rivales por la pelota y en tres toques se cumplía el plan de ataque de Zinedine.
Valverde se mandó un carrerón por el pasillo de la derecha donde Lucas Vázquez castigaba la ausencia de Jordi que arriesgaba la posición, el pajarito lo vio y abrió la pelota que el lateral diestro del Madrid sirvió para que Benzema marcara un gol de colección.
El gato sacó el compás y dibujó un pase a la red con la espuela que se colaba impunemente entre Ter Stegen y el palo. El latigazo merengue hacía que las aguas corrieran a su favor. Las dos líneas perfectamente colocadas frente al área rival devenían en un frontón inaccesible para la visita.
Vinicius se multiplicaba en la banda izquierda ayudando a Mendy y provocando la agonía de Óscar Mingueza que corrió más de una vez mirando el número 20 en su espalda. En una de esas cabalgadas vertiginosas la cedió pintada para Valverde que se encontró con el palo y en otra llegó Araujo con lo justo para bajarlo a centímetros del área.
Toni Kross ejecutó la pelota parada, una opción en desuso por los madridistas en clásicos ligueros que el alemán se encargó de retomar en una serie de rebotes que Alba no pudo rechazar. Con el 2-0 el Barça aceleró y metió a Griezmann por Dest que no termina de aprobar en citas importantes.
El Madrid se replegó en la frontal de su propia área como un cebo que sus rivales no podían rechazar y casi a punto de expirar el primer tiempo Messi se sumó al partido con un intento de gol olímpico que repelió el palo con Courtois vencido en un córner injusto y luego encontró las manos del belga con un disparo sobre el silbato que no subiría de cualquier forma por unas manos propias que el VAR miró en retrospectiva.
Los de casa comenzaron el complementario sin Lucas, lesionado, y con un chaparrón de espanto que alejó el fútbol. La lluvia llegó para ensuciar el partido. Los de Koeman metieron leña al fuego y tuvieron su premio. Mingueza, atrevido a pisar el área contraria, se encontró un balón suelto que mandó a guardar para recortar distancias.
Zizou sacó a Karim y Vinicius, los sacrificados de adelante, y puso piernas frescas intentando capitalizar lo que el 9 francés fallaba por partida doble. Y cuando el Barça metía para morir o matar llegó el enésimo contratiempo para el estratega de los vikingos.
Casemiro en un minuto se ganó dos amarillas que Gil Manzano cambió correctamente por roja y, sin cambios, tuvo que apelar al temple y la épica. Los blancos terminaron pidiendo la hora con un riflazo seco de Ilaix, convertido en revulsivo de lujo, que se estrelló en el larguero.
El 2-1 final completó la segunda victoria del Madrid esta temporada sobre su rival de siempre y los metió en la pelea por la liga al encaramarlos en la punta de la clasificación a falta del partido del Atlético.
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