Hace apenas unas horas, el periodista Guillermo Rodríguez Hidalgo-Gato de Radio Rebelde compartió en su perfil de Facebook una noticia que revela la desorganización y la falta de planificación en la preparación de los refuerzos del equipo de Matanzas, residentes en la zona oriental de Cuba, de cara a las semifinales de la liga de béisbol «Élite».
La información detallaba que los «Cocodrilos» se encontraban diezmados, esperando la incorporación de nueve jugadores cuyo traslado desde Guantánamo a la Atenas de Cuba estaba pendiente.
Mientras tanto, el resto del equipo, incluidos los exgrandes ligas, ya se encontraba en territorio matancero, a escasas horas del inicio de las semifinales.
Los jugadores ausentes, identificados como Luis Sánchez, Yasmani Velázquez, Wilber Reyna, Yordan Manduley, Nelson Batista, Jesús E. Pérez, Joel Mojena, César García y Yordanis Samón, generaron una situación compleja para el equipo yumurino.
La intervención del Comisionado Nacional de Béisbol, Juan Reinaldo Pérez Pardo, quien se comunicó con Guillermo Rodríguez para anunciar la solución del problema y la llegada de los atletas el viernes, se percibe como una acción correctiva, pero plantea la pregunta fundamental: ¿por qué se llegó a esta situación?
La publicación de Rodríguez, donde cita las palabras de Pérez Pardo confirmando que el ómnibus ya se encuentra en camino hacia Matanzas, indica que la resolución se dio en el último momento.
«Nos confirmó Juan Reinaldo Pérez Pardo, Presidente de la Federación Cubana de Béisbol, que el ómnibus que trasladará a los jugadores desde el oriente del país ya salió de Guantánamo.
«El mismo debe arribar a Matanzas al amanecer de este viernes 5. El inicio de las semifinales será el sábado a las 6:30 PM en el estadio Victoria de Girón»
Este tipo de gestión demuestra una falta de anticipación y coordinación, especialmente considerando la importancia de la competición.
La ironía de que estos contratiempos ocurran en una liga llamada «Élite» no pasa desapercibida.
La calidad del espectáculo se ve comprometida, y la mayor carga recae en los atletas, quienes enfrentarán el playoff sin el entrenamiento necesario y con falta de tiempo adecuado para el descanso.
El enfrentamiento entre Matanzas y Las Tunas adquiere un matiz más tenso ante este trasfondo de desorganización.
La crítica hacia quienes dirigen la pelota se intensifica al observar que, a pesar de los torneos nacionales, las falencias y malas decisiones persisten, sin que haya consecuencias o cambios sustanciales en las posiciones de liderazgo.
La reciente controversia revela problemas estructurales en la gestión de la liga «Élite» del béisbol en Cuba.
La falta de planificación y la desatención a las necesidades de los atletas son signos preocupantes que requieren una revisión profunda para asegurar la integridad y el desarrollo sostenible del deporte en el país.
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