Juan Antonio Martínez de Osaba y Goenaga es un destacado escritor pinareño que ha dedicado gran parte de su vida a la literatura deportiva.
Su primera obra fue Luis Giraldo Casanova: El señor pelotero, texto biográfico dedicado a ese grande de la pelota en Vueltabajo. Desde ese momento, sucedieron una serie de ejemplares que han cautivado a los estudiosos y seguidores del béisbol en la Isla.
Por la calidad de sus textos, muchos de ellos se encuentran en sitios de prestigio internacional.
En el salón de la fama del béisbol mundial, en Cooperstown, están las cuatro biografías: Luis Giraldo Casanova, el señor pelotero; El niño Linares; Pedro Luis Lazo, el rascacielos de Cuba; Alfonso Urquiola, caballero del diamante; y el libro Mitos y realidades de la pelota. Algunos de los antes mencionados también tienen su lugar en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Todos lo conocen como escritor, pero poca gente sabe que Osaba fue jugador de béisbol. ¿Cómo surge esa pasión por la pelota?
“Yo nací en la pelota, mi tío era pelotero, mi papá también practicó el béisbol. Imagínate que las Minas tenía tres cosas nada más: las peleas de gallos, muchos prostíbulos y la pelota. Yo siempre estaba detrás de los ídolos míos que eran: Landy Coro, René Melo, Nené Martínez y también seguía la pelota de las Grandes Ligas. Pero para mí la mejor pelota que había era la que jugaba las Minas porque se jugaba con la vida, aunque no hubiera dinero de por medio”.
¿Cómo atleta qué tal te fue?
“Déjame explicarte, en el equipo de las Minas, de finales de los ‘60 principio de los ‘70, yo era muy bueno. Bateaba sobre los 300 de average todos los años y era buen segunda base, aunque con mal brazo.
“Felipito Álvarez, que era mi pareja en el campo corto y fundador de la pelota en Pinar del Río, me decía “buenas manos y mal brazo”, o sea, que en la pelota de Las Minas fui muy bueno, en la provincia de Pinar del Río fui reguliche o regular como se dice, y en Cuba, malo.
“Figúrate que yo fui a la oncena serie nacional y el que estaba al lado mío jugando y con el que tenía que eliminarme era Alfonso Urquiola que era novato y empezaba ese año. Yo lo veía jugando y me decía yo mismo: aquí no tengo posibilidades con ese fenómeno, y me eché el año entero viajando con el equipo y comiendo porque no podía jugar, solo tuve 18 veces al bate nada más.
“Al concluir la serie, jugué la provincial, regresé para Pinar del Río, me enamoré, me casé y jamás volví a pisar un terreno de béisbol como jugador. Pero en realidad, como te dije ahorita, bueno en Las Minas, regular en Pinar y malo en Cuba”.
¿Cómo es ese cambio de pelotero a escritor?
“Toda mi vida fui un lector apasionado. Un mal estudiante, porque estudiaba lo que me gustaba, que eran las letras, pero no me agradaba la Matemática ni los números. Eso me trajo muchos problemas con mis padres y los profesores.
“Esa lectura continua me fue dando la cultura que yo quería, pero siempre me gustó escribir. Yo ganaba premios de redacción en la escuela.
“El mundo mío era el deporte y me pregunté ¿si me gusta tanto escribir, por qué no lo hago de deporte? Aquí en Pinar del Río nadie se había dedicado a eso y ese tema era virgen. En Cuba nadie escribía biografías, solo algunas, por ejemplo una que le hizo Fausto Triana a Vinnent hace ya muchos años.
“Yo era profesor de la Universidad del Deporte, específicamente dirigente, y un día le dije al decano: ya no voy a ser más jefe, yo lo que voy es a escribir, y a los 51 años publiqué mi primer libro El señor pelotero, ya van como 12”.
A tu juicio, ¿cuál ha sido el mejor pelotero del béisbol revolucionario?
“Mira, yo siempre he dicho lo mismo, para mí el pelotero más grande que ha tenido este país es Omar Linares; el más completo, Casanova; y el mío, Urquiola – risas-. Se me olvidaba, mi pitcher Lazo, viste, quedé bien con todo el mundo, -risas-“.
Mencionaste hace un tiempo que te tomarás un descanso…
“Me tomaré un descanso de las biografías, pero descansar yo creo que lo voy a hacer cuando pierda la cabeza. Escribir es como un virus que tengo, no puedo parar de hacerlo.
¿Te atreverías a escribir sobre otra disciplina deportiva?
“El ya fallecido Morito Fernández me propuso una vez escribir sobre boxeo y me encantó la idea, pero tendría que ponerme a estudiar el boxeo y ahora mismo el tiempo no me alcanza”.
¿Cuál será tu próxima biografía?
“Me gustaría hacerle algún día una biografía a Jorge Fuentes, ya hemos hablado de eso él y yo. A otros que quisiera escribirles es a los hermanos Oliva, Tony, Reinaldo y Juan Carlos”.
¿Te ha pasado por la mente escribir una biografía de un atleta que no sea pinareño?
“Antonio Pacheco estuvo detrás de mí para que fuera a Santiago y le hiciera una. También Rodolfo Puente, Pedro Medina, todos ellos amigos míos, pero eso -a mi juicio- sería traicionar a Pinar del Río, y yo se los he dicho: a mí la vida no me alcanza para homenajear a los pinareños, cómo voy a ir para otra provincia. Soy así, fiel a los míos”.
¿Qué le queda por hacer a Martínez de Osaba?
“A mí lo que me queda es seguir queriendo a mi familia, mantener ese cariño con los hijos, los nietos y mi esposa. Eso para mí es requisito indispensable. Ver cine del bueno y sobre todo, seguir escribiendo”.
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