Desde la victoria de Germán Mesa en 2010, Industriales ha atravesado un período tumultuoso con varios directores que, a pesar de sus esfuerzos, no han logrado devolverle la corona al equipo más laureado de la pelota cubana.
Lázaro Vargas, Víctor Mesa, Rey Vicente Anglada y Guillermo Carmona se han sucedido al mando, cada uno con su estilo y estrategias, pero ninguno ha logrado romper la sequía que comenzó en la serie 49.
La historia de gloria de Industriales, marcada por los trofeos consecutivos de Ramón Carneado en los años 1963, 1964, 1965 y 1966, parece lejana.
La época dorada continuó con Pedro Chávez en 1973 y 1986, Jorge Trigoura en 1992, Pedro Medina en 1996, Rey Vicente Anglada en 2003, 2004 y 2006, y finalmente, Germán Mesa en 2010.
Sin embargo, desde entonces, la victoria se ha vuelto esquiva.
A pesar de la competencia constante, Industriales no ha logrado replicar la mística ganadora de antaño.
El Latinoamericano, antes un estadio temido, ahora se enfrenta a la apatía de espectadores y jugadores, y casi siempre está vacío.
La desaparición de Metropolitanos ha dejado un hueco difícil de llenar, y aunque el éxodo de atletas al extranjero ha afectado al equipo, esta circunstancia no es exclusiva de la capital, ha afectado a todos por igual.
Las derrotas en finales ante Ciego de Ávila en 2012 (4-1) y Las Tunas en 2023 (4-0) han contribuido a desvanecer la imagen de Industriales como el gigante imbatible.
Las redes sociales ahora son testigos de justificaciones en lugar de celebraciones.
La realidad es clara: Industriales ya no intimida, no hace daño y no logra hacer valer su condición de grande en el béisbol cubano.
El equipo enfrenta una encrucijada en la que la gloria pasada se desvanece mientras lucha por encontrar el camino de regreso a la cima.
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